martes, 28 de junio de 2011

Lo más importante de la vida QUERERSE


Muchos de nosotros todavía no hemos encontrado ese poder que andamos buscando. Al vivir desconectados de nuestro corazón, intuimos que nos falta algo esencial para ser felices. De ahí que haya personas que no soporten estar consigo mismas, sin hacer nada, a solas con su vacío interior. Y dado que la sociedad nos condiciona para creer que el amor hacia nosotros mismos es un acto de egoísmo, vanidad y narcisismo, solemos esperar que los demás nos amen para dejar de sentirnos incompletos e insatisfechos.
Pero esta búsqueda está condenada al fracaso, pues es precisamente nuestra conexión interna lo único que falta en nuestra vida. Más allá del placer y la satisfacción temporal que nos proporcionan el éxito y la respetabilidad, así como el consumo y el entretenimiento, lo que en realidad necesitamos para ser felices ya se encuentra en nuestro corazón. Seamos honestos: ¿cuánto tiempo, dinero y energía dedicamos en conocernos, cuidarnos y mimarnos? ¿Cuándo fue la última vez que sentimos paz? ¿Qué hemos hecho recientemente para amarnos?
Como en cualquier otro ámbito de la vida, gozar de un saludable bienestar emocional es una cuestión de comprensión, compromiso y entrenamiento.

Amarse a uno mismo no tiene nada que ver con sentimentalismos ni cursilerías. Se trata de un asunto bastante más serio. Al hablar de amor, nos referimos a los pensamientos, palabras, actitudes y comportamientos que nos profesamos a nosotros mismos. Así, amarnos es sinónimo de escucharnos, atendernos, aceptarnos, respetarnos, valorarnos y, en definitiva, ser amables con nosotros en cada momento y frente a cualquier situación.
El primer paso para amarnos consiste en conocernos, comprendiendo cómo funcionamos para diferenciar lo que deseamos de lo que verdaderamente necesitamos para ser felices. Y aunque en un primer momento lo parezca, este proceso de autoconocimiento no es un fin en sí mismo. Es el medio que nos permite adueñarnos de nuestra mente, superando a través de la aceptación y el amor nuestros miedos, complejos y frustraciones.
Emocionalmente hablando, solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro corazón. Si no aprendemos a ser felices de forma autónoma e independiente, es imposible que podamos ser cómplices de la felicidad de las personas que nos rodean. No en vano, al vivir tiranizados por nuestras carencias, nos relacionamos desde la escasez, pendientes de que los demás nos den eso que no hemos sabido darnos. Por el contrario, al conectar con nuestra fuente interna de bienestar y dicha, entramos en la vida de los demás desde la abundancia, ofreciéndoles lo mejor de nosotros sin necesitar ni esperar nada a cambio.
Recuerda que mis florecitas siempre estarán aquí para ayudarte a encontrar el camino.

miércoles, 22 de junio de 2011

SENTIRSE BIEN



Sentirse bien


Normalmente no encontramos solución para todos los problemas, ni respuesta para todas las preguntas, ni remedio para todos los males. Sin embargo, casi sin excepciones, es posible sentirse bien a pesar de lo que pase a nuestro alrededor.

Nuestros pensamientos determinan nuestros estados de ánimo: los pensamientos positivos nos hacen sentir bien y los negativos nos hacen sentir mal. Luego, atraemos a nuestras vidas (de una manera “milagrosa”) el tipo de situaciones que nos permiten mantener nuestros estados de ánimo más frecuentes. Es como si el Universo nos dijera: “Muy bien, decidiste sentirse contento (o triste) otra vez… entonces vamos a regalarte más de esas experiencias que te ponen tan contento (o tan triste)”. Sentirse bien, además de ser muy agradable, determina la calidad de nuestras experiencias, de toda nuestra vida. Por eso es tan importante.

Sé que parece que si pasan cosas desagradables, nuestros pensamientos necesariamente serán negativos… pero en realidad siempre estamos eligiendo, aunque sea de una manera inconsciente. Muchas cosas maravillosas suceden todo el tiempo. Son pequeños milagros, que normalmente pasamos por alto por considerarlos ordinarios, con los que podemos despertar en nosotros una permanente emoción de gratitud.



Los niños suelen jugar en la arena en todas partes del mundo. Lo encuentran divertido. Pero a la chica de la ilustración parece molestarle la arena. La vida es algo parecido a un “arenero”. Pero en vez de arena está llena de situaciones complejas, que a veces percibimos como problemas, conflictos o pérdidas. Normalmente vamos por la vida tratando de evitar estas situaciones, porque nos causan dolor. Nos comportamos como la chica de la ilustración.

Pero estamos aquí para aprender. Por un lado, los problemas son valiosas oportunidades de crecimiento, los conflictos pueden enseñarnos a madurar y las pérdidas nos muestran nuestros apegos. Pero todavía podemos llegar más lejos: podemos aprender a sentirnos plenamente bien en medio de todas esas situaciones, aunque no estén resueltas.

Otra vez: Normalmente no encontramos solución para todos los problemas, ni respuesta para todas las preguntas, ni remedio para todos los males. Sin embargo, casi sin excepciones, realmente es posible sentirse bien a pesar de lo que pase a nuestro alrededor.

Creo que un excelente punto de partida es aceptar las cosas como son, la vida como es, y no condicionar nuestra felicidad a las situaciones externas, sino cultivarla dentro de nosotros. Y cuando miremos “ahí afuera”, seamos selectivos pero de una manera diferente: en vez de subrayar lo negativo, lo que nos falta, concentrémonos en lo bueno, en lo positivo, en lo que el momento presente tiene de maravilloso…
Si piensas que esto parece imposible, no lo creas con ayuda de las Flores de Bach consegiras la FELIC

lunes, 20 de junio de 2011

Porque se termina el Amor


¿Por qué se termina el amor?
¿Por qué está con su pareja? ¿Qué le mantiene unido a ella? ¿Qué pasaría si la relación se acabara? ¿Cómo la responsabiliza de su felicidad? ¿Qué gana cuando le hace daño a su pareja? ¿Cómo le demuestra que la acepta como es? ¿Qué podría hacer para mejorar la relación?

Deseamos amar y ser amados. Sin embargo, muchas relaciones afectivas terminan convirtiéndose en sinónimo de rutina, conflicto y sufrimiento. A pesar de nuestras buenas intenciones, muy pocas parejas logran mantener encendida la llama del amor con el paso del tiempo.
¿Por qué son tan complicadas las relaciones? ¿Por qué provocan tanto dolor y sufrimiento? ¿Por qué se termina el amor? Por muy duro que pueda parecer, cada vez más expertos afirman que todo esto sucede porque, en primer lugar, "el amor nunca existió". Así lo piensa y lo escribe la reconocida terapeuta Louise L. Hay, autora de Usted puede sanar su vida y El poder está dentro de ti. "Si bien al principio lo confundimos con el enamoramiento, más adelante volvemos a equivocarnos, creyendo que el amor es el sentimiento amoroso", afirma.
"Amamos cuando experimentamos plenitud propia y nos convertimos en cómplices del bienestar del otro"
"amar de verdad implica asumir la responsabilidad de crear conductas que estén al servicio de la relación"
"Yo soy yo, tú eres tú. Si coincidimos será Maravilloso. Si no, no hay nada que hacer"
No importa la edad, ni nuestro curriculum afectivo. Nadie quiere renunciar a amar y ser amado
"Muchas personas dejan de amar a sus parejas porque ya no tienen sentimientos de amor hacia ellas", apunta Hay. "Es un enfoque victimista y reactivo. Más que nada porque los sentimientos surgen como consecuencia de nuestras actitudes y comportamientos amorosos. Para amar de verdad debemos asumir la responsabilidad de crear este tipo de conductas, desarrollando nuestra pro actividad al servicio de la relación".
El quid de la cuestión radica en que "es imposible amar a los demás si no nos amamos a nosotros mismos primero", sostiene Hay. Esto es precisamente lo que descubrió Sergio Piera tras romperse su relación. "Debido a nuestra falta de autoestima, buscamos en nuestro compañero sentimental el cariño, el aprecio, el reconocimiento y el apoyo que no nos damos a nosotros mismos", señala Hay.
Pero, ¿qué es, entonces, la autoestima? Etimológicamente, se trata de una sustantivo formado por el prefijo griego autos -que significa 'por sí mismo'- y la palabra latina a estima -del verbo a estimare, que quiere decir 'evaluar, valorar, tasar'... Así, la autoestima se define como "la manera en la que nos valoramos a nosotros mismos". Y no se trata de sobre- o subestimarnos, sino de vernos y aceptarnos tal como somos. Este es el viaje que propone el autoconocimiento y el desarrollo personal, dos procesos cada vez más integrados y demandados en nuestra sociedad.
Si hoy por hoy nuestras relaciones están marcadas por la rutina, el conflicto y el sufrimiento es porque nadie nos ha enseñado a amar. Pero como cualquier otro arte, se aprende a base de practicar y cometer errores. El amor es como la semilla de una flor. Para que brote, exhale su aroma y ofrezca sus frutos a la vida requiere cuidados diarios. Al igual que la flor, el amor necesita ser regado con agua, nutrirse de varias horas de sol y ser mimado con dosis de ternura y cariño cada día. El reto de cada pareja consiste en convertir esta metáfora en una realidad, explorando en cada caso cuál es la mejor forma de conseguirlo. Nunca hemos de olvidar que, tarde o temprano, cosecharemos lo que hayamos sembrado.
La paradoja inherente a nuestros vínculos afectivos es que todos deseamos ser queridos, pero ¿cuántos amamos realmente? Y es que una cosa es querer, y otra muy distinta, amar. A juicio del psicólogo clínico Walter Riso: "Queremos cuando sentimos un vacío y una carencia que creemos que el otro debe llenar con su amor". En cambio, "amamos cuando experimentamos abundancia y plenitud en nuestro interior, convirtiéndonos en cómplices del bienestar de nuestra pareja".
A menos que cada uno de los dos amantes se responsabilice de ser feliz por sí mismo, la relación puede convertirse en un campo de batalla. De hecho, "muchas parejas terminan encerrando su amor en la cárcel de la dependencia emocional, creyendo erróneamente que el otro es la única fuente de su felicidad". "Es entonces cuando aparecen en escena el apego (creer que sin el otro no se puede vivir), los celos (tener miedo de perder al compañero sentimental), la posesividad (tratar al otro como si nos perteneciera) y el rencor, que nos lleva a sentir rabia e incluso odio hacia nuestra pareja, creyendo que es la causa de nuestro malestar.
Y por si fuera poco, se sabe que cada conflicto que mantenemos con nuestra pareja deja heridas en nuestra mente y en nuestro corazón. Además, "con el tiempo, nuestro cerebro va tejiendo una red neuronal en la que se archivan todos esos desagradables episodios de violencia psicológica. Esta es la razón por la que a veces, cuando la relación está muy deteriorada, basta un simple comentario para que iniciemos una nueva y desagradable discusión.
Lo curioso es que una buena parte de estas separaciones se producen en septiembre, justo después de las vacaciones. "Es cierto que la rutina laboral y conyugal devora día tras día cualquier posibilidad de nutrir el amor en la pareja, pero también lo es que esa misma rutina les mantiene ocupados y distraídos".
Por eso, cuando los amantes conviven de forma intensiva durante varias semanas seguidas, "es el momento en el que pueden acabar reconociendo que ya no se soportan más". Es entonces cuando la separación puede convertirse en un proceso alquímico, transformando el amor en odio. Si estas pasando por esta fase no olvides que las flores de Bach te ayudaran a superar la ruptura y te enseñaran a quererte como nadie te querrá jamás.

lunes, 6 de junio de 2011

LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA


“La autoestima es como un músculo que hay que trabajar para que se fortalezca”, y efectivamente, crearnos una autoestima sólida requiere paciencia, práctica, tiempo y dedicación. Si nunca hemos tenido mucha autoestima, necesitaremos enfocar toda nuestra atención para desarrollarla, ya que construye los pilares de nuestra felicidad. Es como construir una casa con los cimientos fuertes. Nos aportará una estructura sólida para afrontar las tormentas, los huracanes y los cambios con confianza, serenidad y seguridad.

Si tenemos una autoestima elevada, estaremos preparados para darle la bienvenida a la vida y a los cambios, sabiendo que nuestras respuestas ante las circunstancias serán siempre constructivas y enriquecedoras.

Tener una autoestima sólida no nos garantiza que no vayamos a tener problemas, pero nos da la seguridad de que sabremos manejarlos mejor. Tendremos los recursos necesarios para superar y aprender de las circunstancias y saldremos fortalecidos de los cambios que vayan surgiendo en nuestras vidas. En vez de sentirnos como víctimas de las circunstancias, las afrontaremos con una actitud de aprendizaje: ¿qué puedo aprender de esta situación? ¿qué me puede aportar esta experiencia?

“La Autoestima es la experiencia de sentirnos aptos para la vida y para sus requerimientos” (Nathaniel Branden)

La Autoestima consiste en:

Confiar en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los retos de la vida.
Confiar en nuestro derecho a ser feliz, el sentimiento de ser digno, merecedor y tener el derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros esfuerzos.
Por otro lado, cuando tenemos una autoestima débil nos sentimos como víctimas de las circunstancias, entregando nuestro poder al exterior y saboteando nuestra felicidad. Algunas formas que tenemos de ’no amarnos’ son:

Nos criticamos continuamente.
Mal-tratamos a nuestro cuerpo con una alimentación desequilibrada.
Aceptamos creer que no somos dignos de amor.
Nos creamos enfermedades por falta de cuidado físico y emocional.
Vamos posponiendo actividades que nos beneficiarían.

Nos exigimos hacerlo todo perfecto.
Nos creamos deudas y obligaciones.
Creemos que somos menos valiosos que los demás, nos comparamos.
Nos sentimos culpables de nuestros sentimientos, de sentir lo que sentimos.
Creamos adicciones tóxicas (tabaco, alcohol, comida, drogas…) para evadirnos de nuestros sentimientos y no tomar responsabilidad sobre nuestras vidas.
Creemos que es más importante la felicidad de los demás, que la nuestra.
Atraemos relaciones donde no nos valoran.
Dejamos de expresar nuestras necesidades.
Buscamos siempre la aprobación de los demás.
No marcamos nuestros límites.
Decimos “Sí” por complacer al otro, para que nos amen.
Éstas son sólo algunas de las actitudes que provienen de una autoestima débil, y cuanto más actuemos de este modo, más se debilitará nuestra autoestima. ¿Qué forma tienes tú de no amarte?

Cómo fortalecer tu autoestima

La forma de fortalecer nuestra autoestima es mediante actos amorosos hacia nosotros mismos. Cuando nos amamos, nos respetamos totalmente tal y como somos en este momento, sin esperar que todo lo exterior sea perfecto para amarnos. Aceptamos lo que sentimos y lo que estamos viviendo en cada etapa de nuestra vida. ¡Somos auténticos!

Amarnos no dependerá de la aprobación de los demás. No necesitaremos alimentar nuestro “ego” mediante el reconocimiento externo, la adulación ni la alabanza. La autoestima sana proviene de un amor profundo por nosotros mismos, por nuestra vida, por nuestros sentimientos, por nuestros logros y fracasos, por nuestro dolor y por nuestra alegría. Cuando abrazamos a todo nuestro ser con sus luces y sus sombras, estamos amándonos completamente.

La persona con una autoestima elevada actúa con coherencia, entre lo que dice, hace y piensa. Es una persona con integridad, honestidad, respeto hacía sí misma y los demás. Posee un compromiso leal con su vida y sus sueños. Valora su vida y respeta la de los demás. No necesita manipular para conseguir sus objetivos y posee un alto grado de humildad frente a la creencia de estar en posesión de la verdad. Cuanto más saludable sea nuestra autoestima, más nos inclinaremos a tratarnos a nosotros y a los demás con respeto.

Algunas de las actitudes y comportamientos que nos ayudan a fortalecer nuestra autoestima son los siguientes:

Aceptarnos tal y como somos ahora.
Tener paciencia con nuestros cambios, nuestros procesos, nuestros altibajos.
Mirar los errores del pasado amorosamente y corregirlos.
Tomar riesgos sin importarnos los resultados.
Estar dispuestos a aprender de los errores y amarnos a pesar de ellos.
Permitirnos ser perfectamente imperfectos.
Amar nuestra divinidad y nuestra humanidad.
Aceptar nuestra Sombra (los llamados sentimientos negativos: rabia, tristeza, venganza, ira, pesimismo).
Aceptar que tenemos el Poder de transformar nuestras vidas y ACTUAR.
Aprender a creer y confiar en nuestra capacidad de crearnos la vida que deseamos.
Tomarnos tiempo para estar a solas con nosotros mismos, escucharnos.
Respetarnos y aprender a Pedir lo que deseamos y necesitamos.
Marcar límites sanos.
Ser sinceros con nosotros mismos: Ser auténticos.
Decir “NO” cuando queremos decir “NO”.
Cuidar y mimar nuestro templo físico, mediante elecciones sanas y beneficiosas (ejercicio, comida, descanso, diversión…).
Apostar por nuestros sueños: tomar riesgos y aceptar desafíos.
Motivarnos mediante la alegría en vez del miedo.
Tomar decisiones, establecer prioridades y ser perseverantes.
Estas son sólo algunas de las formas que podemos comenzar a fomentar para ir fortaleciendo nuestra autoestima. La práctica hace al Maestro. Y si queremos ser “Maestros en amarnos a nosotros mismos”, necesitamos practicar, y fortalecer el músculo de la Autoestima.

FLORES DE BACH la herramienta más eficaz para afianzar tu autoestima.